DEL PROCESO DE CAMBIO DEL SISTEMA EDUCATIVO

Colegiales

Desde los años setenta, la necesidad de un cambio en el Sistema Educativo, se convirtió en un clamor por parte del profesorado, que es el primero, lógicamente, en detectar las carencias de los sistemas vigentes, ese cambio era necesario, precisamente en el momento en el que las estructuras sociales de nuestro país entraban en una profunda transformación. Era evidentemente necesario pasar de un sistema de enseñanza represivo a uno, completamente nuevo basado en la libertad, tanto del profesor en su docencia, como del alumno en las formas de adquirir su aprendizaje. Era necesario, no sólo cambiar las viejas formas, sino también, toda la filosofía para el logro de un Sistema Educativo concebido para la democracia. El sistema existente ya no servía. Todo cambio siempre ha producido reticencias en los sectores más conservadores y, en la enseñanza, esas reticencias fueron encabezadas por un sector del profesorado, tal vez el que se encontraba demasiado cómodo con el viejo sistema, pero, excepto esa minoría,  mayoritariamente el profesorado se volcó hacia el cambio, de tal manera que miles de profesores de toda España nos pusimos manos a la obra para, mediante la experimentación, encontrar esa forma de enseñanza que en aquellos momentos demandaba las circunstancias de nuestro país. Teníamos que educar en libertad y para la libertad. Eso era algo tan nuevo que necesitaba no sólo un marco legal, no sólo unas formas, se requería un profundo reciclado del profesorado para asumir esa nueva filosofía, para abandonar el sistema de clases magistrales y convertir el aprendizaje de los alumnos en un proceso de interacción biyectiva  alumno-profesor, profesor-alumno. Era muy necesaria una enseñanza altamente participativa en la que el profesor perdiera protagonismo en favor de sus discípulos. Era necesario partir, no sólo del conocimiento del alumno, sino de algo mucho más profundo, de sus sentimientos, un punto de partida mucho más amplio, que abarca  desde las sensaciones hasta las emociones. Era absolutamente necesaria la participación de los padres en ese proceso de enseñanza-aprendizaje, porque, no nos equivoquemos, el proceso empieza y se continúa en el seno del hogar y los centros de enseñanza son meros catalizadores de dicho proceso. Nada, o muy poco, se puede conseguir  en la formación integral de un niño, un joven, sin el concurso de su familia.

El profesorado, como antes decía, se volcó en ese cambio. El profesorado se recicló a base de estudio y experimentación, a base de intercambio de ideas. Se establecieron coordinaciones a nivel de toda Andalucía y a nivel de España. Nadie puede poner en duda el entusiasmo y el trabajo, durante varios años, de los docentes de este país. El resultado de tanto esfuerzo cristalizó en propuestas muy acertadas, a mi entender, muy experimentadas, con evaluaciones muy positivas, que fueron elevadas al gobierno para ser plasmadas en una nueva Ley de Educación…¿Qué fue de todo aquello?… El gobierno manipuló las propuestas del profesorado…

Al gobierno no le interesaba un sistema de enseñanza como el que proponíamos. No interesaban unos jóvenes formados en un espíritu crítico, conocedores de lo que verdaderamente querían… solo interesaba la apariencia: tomaron de la propuesta de los docentes solamente aquello que era anecdótico suprimiendo la verdadera filosofía del sistema que se proponía. Solo les interesaba una juventud dócil al poder. Para los políticos solamente eran importantes las apariencias, una ley que pareciera progresista pero que no entrara en el fondo de las necesidades de una sociedad moderna y equilibrada. Una Ley que convirtiera a los centros de enseñanza en guarderías estatales en pro del “orden social”. Así nació la desafortunada LOGSE que hoy, tras tantas reformas, seguimos padeciendo todos los españoles.

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